EL ALMA DE LA ROSA

El alma de la rosa, John William Waterhouse, 1908 - “El verdadero aroma de  las rosas, el que las Damas trae… | Pre raphaelite art, Waterhouse  paintings, Classic art

El alma de la rosa es un óleo sobre lienzo (88,3x59,1cm) perteneciente a la categoría de pintura de temática literaria. Fue realizado por el artista británico John William Waterhouse (1849 –1917) en 1908 y, en la actualidad, forma parte de una colección privada.

Para empezar, se debe remarcar la influencia del movimiento prerrafaelita inglés que determinaría todo el desarrollo posterior del arte en la Inglaterra Victoriana. Así pues, la tendencia hacia una estética de carácter lírico y llena de una expresividad espiritual marcaron un nuevo camino en la pintura de la época, ya que suponía el retorno a un concepto medieval del arte debido a la búsqueda de la ingenuidad poética. Por tanto, esta nueva mentalidad artística daba lugar a un ideal de belleza de profunda delicadeza, ilusoria, intangible y repleta de sentimentalismo.

En este sentido, fascinado por crear un arte sencillo a la vez que cargado de simbolismo, Waterhouse adoptará esta corriente pictórica con el objetivo de expresar las más puras emociones del ser humano a través de un contenido alegórico en su obra. De este modo, su estilo siempre estará marcado por una profunda sensibilidad y humanismo en oposición con el materialismo y mecanicismo que dominaban la sociedad inglesa en la segunda mitad del siglo xix como consecuencia de la expansión de la Revolución Industrial. Por ello, al igual que las grandes figuras del prerrafaelismo (como Dante Gabriel Rossetti con Proserpina o John Everett Millais con Ofelia), Waterhouse se acogerá a la temática mitológica y literaria para transmitir, por medio de los grandes relatos de la cultura europea, su interpretación del ser humano moderno.

Por esta razón, El alma de la rosa es una visión de uno de los poemas de la obra Maud: un monodrama (1854 – 1855) de su contemporáneo Lord Tennyson, que precisamente en uno de sus versos dice: <<Y el alma de la rosa entró en mi sangre>>. En dicho texto, se hace alusión a la tristeza desgarradora que embarga a quien sufre un romance fracasado; de modo que la metáfora de la rosa como símbolo del amor, que puede ser bello pero también muy doloroso, cobra una gran fuerza y se convierte en el tema principal.

Por ello, basándose en este poema de desamor, Waterhouse representa a una mujer, que sostiene y huele una rosa, como núcleo de su cuadro para evocar un halo de sensualidad, afectuosidad y melancolía oculto de forma sutil a través de la belleza que caracteriza su figura. También, el uso de una gama cromática cálida favorece el ambiente emocional de la escena, que sólo se rompe con el color azul del vestido que encarna la pureza y el buen corazón de la mujer. Además, el olor de la rosa se configura como un recuerdo nostálgico del amor perdido, cuyo aroma se define como cada momento del pasado que todavía repercute en el presente del alma humana.

Al mismo tiempo, con el brazo izquierdo, la protagonista se apoya en el muro del que cuelgan las rosas, lo cual se ha interpretado como las barreras y límites a las que está sometido el ser humano socialmente y, en especial, la mujer. Así pues, este detalle representa que cada individuo vive atado a unas cadenas tanto por causas externas como internas; aunque a la vez, siguiendo el instinto del ímpetu romántico, Waterhouse invita al espectador a reflexionar sobre sus límites y a buscar las fórmulas para enfrentarse a ellos, puesto que socialmente todo se puede cambiar. De hecho, se debe señalar que, en la época en que se realiza este cuadro, el movimiento obrero había alcanzado importantes logros en el ámbito político británico, como fue el caso de la formación del Partido Laborista, y el movimiento sufragista femenino pronto acabaría alcanzando sus primeros objetivos al aprobarse la Ley de Representación de los Pueblos en 1918, que otorgaba derecho de voto a las mujeres mayores de 30 años que cumplieran con los requisitos mínimos de propiedad.

En definitiva, El alma de la rosa es un cuadro lleno de vida que, inspirado en el tema del desamor, trata de empujar al ser humano hacia la superación de cualquier problema o adversidad; puesto que nuestra actitud y manera de hacerles frente son las que determinan que seamos capaces de vencer ante cualquier reto.  


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