EL DESPERTAR DE TITANIA
El despertar de Titania
es un óleo sobre lienzo (169x135cm) perteneciente a la categoría de pintura de
temática literaria. Fue realizado por el artista suizo Johann Heinrich Füssli (1741
– 1825) en 1794 y, en la actualidad, se encuentra en la Kunsthaus de Zúrich.
En
primer lugar, es preciso señalar que Füssli se presenta como una figura clave
en la transición hacia una nueva concepción del arte en las postrimerías del
siglo xviii con temas que, hasta ese
momento, habían tenido escaso desarrollo pictórico. Por ello, su obra se configura
como un reflejo de las preocupaciones del ser humano moderno, tendiendo en
muchas ocasiones al estudio de lo sentimental y lo irracional. En este sentido,
Füssli fue uno de los artistas pioneros en centrarse en las turbaciones del individuo,
por lo cual sintió un gran interés por el estudio del mundo de los sueños como lugar
donde se manifiesta el subconsciente; siendo un ejemplo claro de ello La
pesadilla (1781), donde plasma la reacción humana de terror ante lo inconcebible.
Además,
pese a contraponerse por completo con el gusto neoclásico de la época, su estilo
onírico tuvo una gran aceptación por la crítica inglesa al trasladarse a
Londres en 1779 e, incluso, llegó a ser miembro de la Royal Academy en 1788. De
hecho, en Inglaterra, Füssli entabló amistad con William Blake por lo que ambos
se influyeron mutuamente en su atracción por una iconografía fantástica,
alegórica y visionaria; siendo reflejo de una nueva generación de artistas con inquietudes
espirituales diferentes con respecto a la estética del momento.
Por
esta razón, buscando crear un arte apasionado, Füssli enfocará buena parte de la
inspiración de su obra en los grandes clásicos de la literatura universal (la Divina
Comedia, el Cantar de los Nibelungos, la Odisea, etc.), de los
cuales hará su interpretación personal para dotar a las escenas escogidas de una
gran carga expresiva y emocional. De esta forma, motivado por ser la figura
cumbre de la literatura inglesa, uno de sus grandes referentes será William
Shakespeare de cuyos dramas extraerá la gran profundidad psicológica de sus personajes
para potenciar aún más el significado místico e introspectivo de sus obras. Por
ello, El sueño de una noche de verano será objeto de diversas
ilustraciones por parte del pintor suizo ya que su argumento, basado en una
simbiosis de elementos de la mitología clásica y del folclore sobre la magia
para conseguir una recreación de los enredos amorosos, constituye la recreación
perfecta de la ensoñación del amor.
Así
pues, El despertar de Titania capta el momento en que la reina de las
hadas abre los ojos y, a causa del filtro de amor que Oberón le había restregado
por los párpados mientras dormía, se enamora perdidamente de Fondón, a quien
Puck había convertido en asno. A través de la representación de este suceso, el
artista trata de mostrar cuan espontáneo puede ser el enamoramiento y el riesgo
que suponen los amores a primera vista, pues suelen nacer fruto de una
atracción repentina y sin mayor fundamento que el mero placer banal. Por ello,
el interés por la recreación del asno debido que, al igual que hace Shakespeare
en su comedia o Francisco de Goya en sus Asnerías, Füssli refleja como
el comportamiento inconsciente del ser humano puede llegar a rebajarse a los
instintos más salvajes e irracionales como es el impulso sexual. También, esta evocación de lo irracional se ve acrecentado por la presencia de las hadas puesto que, como criaturas irreales que son, sirven para reincidir en el mundo fantástico que puede derivar el amor.
Al
mismo tiempo, el cortejo de hadas que rodean a los protagonistas representan la
conciencia y la racionalidad humana que sirven para dominar a las pasiones y a
los delirios del subconsciente. De este modo, la presencia de estos seres
mágicos se constituye como una contraposición al tema central del cuadro ya
que, frente al ímpetu sin control, existe la razón capaz de reorientar la conducta
humana. Este hecho podría resultar paradójico dentro de la mentalidad romántica
puesto que Füssli parece apostar por lo racional; pero esto sucede porque Titania
y Fondón reencarnan el amor ciego y engañado de la sociedad hacia unos valores
decadentes en unos tiempos en que el Antiguo Régimen aún dominaba el panorama
europeo, mientras que las hadas simbolizan el espíritu racional por construir una
libertad plena del ser humano basada en el sentimentalismo, el individualismo y
la emoción. Además, como seres alados, las hadas simbolizan el deseo de hacer
volar la imaginación humana para llevar a cabo cualquier objetivo y
materializar los sueños en la dirección correcta.
Por
tanto, El despertar de Titania se presenta como una obra que contrasta con
la mentalidad y la producción artística de la época, puesto que Füssli abandona
los convencionalismos neoclásicos para adentrarse, a través de un tema literario,
en un campo todavía desconocido en la representación pictórica: el subconsciente.
De esta forma, anticipándose más de un siglo al surrealismo y las teorías del
psicoanalismo de Freud, al igual que Blake o Goya, Füssli, a través de la
recreación de un mundo onírico, estaba dando los primeros pasos de la evolución
del arte hacia su concepción moderna.
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